
El encuentro se encontraba 1-1 cuando, en el inicio del segundo tiempo, hinchas visitantes comenzaron a arrojar butacas, piedras y elementos contundentes hacia la parcialidad local, generando un clima de violencia que rápidamente se descontroló. La situación obligó al árbitro Gustavo Tejera a suspender el partido de manera definitiva, siguiendo las directivas de Conmebol.
Desde Avellaneda remarcan que la violencia fue iniciada por los simpatizantes de Universidad de Chile, quienes no solo atacaron a la tribuna local, sino que también pusieron en riesgo la integridad de jugadores, trabajadores y familias que asistieron al estadio.
El saldo fue lamentable, con varios heridos y decenas de detenidos, la mayoría de nacionalidad chilena. Sin embargo, lo más doloroso para los hinchas rojos fue no poder disfrutar de un partido que se disputaba en paz hasta que comenzaron las agresiones visitantes.
La dirigencia de Independiente, encabezada por Néstor Grindetti, ya trabaja junto a la justicia y los organismos de seguridad para demostrar la inocencia del club y dejar en claro que fue la U de Chile la que generó los incidentes que empañaron la jornada.
Independiente reafirma su compromiso con la seguridad y el juego limpio, confiando en que Conmebol sabrá contemplar lo ocurrido y no castigará injustamente a una institución que en todo momento puso disposición y voluntad para garantizar un espectáculo deportivo en paz.